Fiestas

Lo religioso y lo profano han llegado a integrarse de tal forma a través de los siglos

La Semana Santa en la Comarca Campos de Hellín se celebra de forma especial, y con una variedad de manifestaciones que la dotan de una particular riqueza expresiva.

La Semana Santa es, sin lugar a dudas, la celebración más importante, por trascender con mucho los límites comarcales, particularmente en Hellín, Tobarra y Agramón, conocidas ya a nivel nacional e incluso internacional. Aquí se dan, como seguramente no ocurra en ningún otro lugar de España, la más perfecta e íntima simbiosis entre las dos manifestaciones que la componen: las procesiones y actos religiosos y las tamboradas.

Lo religioso y lo profano han llegado a integrarse de tal forma a través de los siglos, que no sería posible concebir la Semana Santa de estos tres lugares, faltando lo uno o lo otro.

Los desfiles procesionales, que desarrollan a lo largo de la semana la secuencia de la Pasión y Muerte de Jesucristo, muestran la riqueza del patrimonio escultórico de la tierra y el fervor popular de sus habitantes, configurando largas filas de nazarenos: Salzillo, Díes López, Fernández Andes, Coullaut Valera, Víctor de los Ríos, José Zamorano. Bellas imágenes sobre sus tronos (verdaderas obras de arte) portadas, entre filas de nazarenos, por costaleros y agarraores.

La Procesión del Silencio, en la noche del Viernes Santo de Hellín es sobrecogedora, con la imagen del Cristo Yacente de Mariano Benlliure, una de las obras cumbres de la imaginería religiosa del siglo XX.

La mañana de Viernes Santo en Tobarra ofrece une espectáculo grandioso. Envueltos en el olor a tomillo y gobanitas, decenas de miles de personas se congregan en el Calvario para recibir la bendición de Jesús Nazareno, mientras se dejan oír a lo lejos, las significativas notas musicales de Mektub. Momento sublime y álgido de una Semana Santa declarada de Interés Turístico Nacional.

O la subida al Calvario en Hellín donde, desde primeras horas de la mañana, se congregan la mayoría de las Hermandades, en una amplia explanada en lo alto del montículo. Público, nazarenos, tamborileros e imágenes se mezclan, junto a la ermita, en un concierto de luz y color imposible de olvidar.

Y los tambores. Es difícil de explicar con palabras el sentimiento y el espectáculo. Sencillamente grandioso. Bastaría con decir que cualquier hellinero o tobarreño nacen siendo tamborileros. Es como algo mágico, profundo, seguramente inexplicable. Miles y miles de tamborileros abarrotando las calles, llenando el aire con un estruendo que impresiona y estremece, pero del que, sin embargo, es difícil sustraerse.

La tamborada de Hellín está declarada de Interés Turístico Internacional, siendo la única de España que posee esta distinción. La tradición es la misma y con un mismo origen, aunque con diversas particularidades.

En Tobarra es costumbre salir a tocar el tambor desde el Miércoles al Domingo, durante un período ininterrumpido de 104 horas. Idas y venidas de grupos de tamborileros en una continua secuencia de tambor, descanso, «avituallamiento» y, de nuevo el tambor.

En Hellín y Agramón se comienza el Miércoles, a las 2 de la tarde, hasta la recogida de la Procesión de la Oración del Huerto. El jueves, se comienza por la noche, al terminar la Procesión del Silencio, hasta la tarde del viernes, tras la «bajada» del Calvario. El sábado en la noche se abre la última etapa, que dura hasta la tarde del Domingo de Resurrección.

La mañana del Domingo de Resurrección ofrece en Hellín y Agramón unos momentos de intensa emoción: el silencio absoluto (tácita interrupción del estruendo) en los instantes del «Encuentro» para, una vez abierta la piña que libera decenas de palomas, atronar al unísono con renovado brío. El término de esta procesión marca el final de los actos de la Semana de Pasión, desfiles procesionales y tamboradas, dejando en el cuerpo un grato cansancio y en el alma un esperanzado deseo de una próxima Semana Santa.

En Albatana tiene especial relevancia un singular acontecimiento: la escenificación de la Pasión y Muerte de Jesús, hasta la Resurrección. Acto que lleva por título El Prendimiento de Albatana, con más de 100 años de antigüedad. Entrañable representación popular, transmitida de generación en generación, llevada a cabo por actores locales. No es exagerado decir que todo el pueblo se sabe de memoria la obra, que recita con un tono peculiar.

La Semana Santa en Ontur está caracterizada por una costumbre significativa, como es, que todas las procesiones que se celebran, a su paso por la plaza del ayuntamiento, portan las imágenes «bailándolas» sin parar sobre sus tronos, sin el más breve descanso. Los grupos de tamborileros abren con sus redobles el paso de las procesiones.

También por estos pueblos se puede continuar la ruta del tambor por la Comarca Campos de Hellín.

En Fuente Álamo, son los propios nazarenos, ataviados con túnica y capuz, los que redoblan sus tambores en el desfile procesional. En el centro, entre las dos filas de penitentes, otros grupos de nazarenos hacen sonar sus cornetas. El momento culminante de la Semana de Pasión es la celebración del Encuentro el Domingo de Resurrección, que tiene lugar en la Plaza de España, a la que acceden, por distinto recorrido, los dos cortejos que acompañan a Jesús y María.